Obama en Cuba: Aplaudiendo al enemigo

La vieja generación de cubanos busca reconciliarse con las nuevas realidades.

Obama en Cuba: Aplaudiendo al enemigo

La vieja generación de cubanos busca reconciliarse con las nuevas realidades.

President Barack Obama arrives with his family for a 2 day visit on March 20, 2016 in Havana, Cuba.
President Barack Obama arrives with his family for a 2 day visit on March 20, 2016 in Havana, Cuba. © Joe Raedle/Getty Images
A painted portrait of former Cuban president Fidel Castro stands in the doorway of a museum in Havana.
A painted portrait of former Cuban president Fidel Castro stands in the doorway of a museum in Havana. © Chip Somodevilla/Getty Images

Kiki Proenza tiene una larga historia como revolucionario. Durante su tiempo de servicio en una unidad militar de élite cubana, llevó a cabo numerosas misiones en África.

Ha arriesgado la vida muchas veces como revolucionario, y lo haría otra vez si se lo pidieran.

Sin embargo, su siguiente tarea para el régimen es animar al presidente de los Estados Unidos durante su próxima visita a La Habana.

“Ya nos dieron la banderita americana. Estaremos en el primer bloque, así que lo veré de cerca. El mando nos ha instruido que nada de 'Cuba sí; yanqui no', ni 'Abajo el imperialismo'. Ahora la consiga es unidad”, dice Proenza.

Para la generación veterana de los cubanos, el cambio de actitud que acompaña a la histórica visita de Barack Obama ha llegado como un shock.

“Fíjate cómo cambian los tiempos”, dijo Nico Blanco, un pintor que gana dinero extra buscando objetos perdidos en las playas. “Ahora hay que ir a la plaza a ver a Obama y aplaudirlo. El que diga una consigna antimperialista va conducido (a la cárcel)”.

Para algunos, la distensión llega demasiado tarde en su vida.

Leovigilda García Rebustillo, de 67 años y jubilada del sector de comercio, se lamenta que este proceso le haya llegado tan vieja.

“Me comí el comunismo entero. La vida se la di en trabajos voluntarios, movilizaciones para la caña, contingentes, desfiles y marchas, para una mísera pensión que se me va en medicamentos. Me salva que tengo un hijo en Miami y me envía una remesa todos los meses, si no me comería el león, como a tantos otros que sobreviven del invento y la caridad”.

Antonio Medina Castañeda, que ya pasó los cincuenta años, no cree que en la cabeza de los líderes estén los intereses del pueblo.

“Solo son intereses de estados. ¿Tú crees que alguien piensa en nosotros realmente? Somos números, estadísticas, un apelativo: pueblo. Tal vez parezca demasiado pesimista y en otro lugar hasta me llamen misántropo, pero hay que vivir en Cuba y haberse comido este cable, para comprenderme. El cubano está cansado de muela [perorata baldía], y mecánica [manipulación]. Esto aquí es, ilusiones perdidas”.

Para Joaquinito Bocañanga  calandraquero -persona que se dedica a sacar lombrices del mar para vender a los pescadores como carnada- y fanático del béisbol de las grandes ligas, el punto culminante de la visita de Obama será de 22 de marzo de amistoso entre la selección nacional cubana y el equipo de las Ligas Mayores,los Rays de Tampa Bay, en el estadio Latinoamericano de La Habana.

También aquí hay desilusión para el aficionado al béisbol.

“Me dijeron que el estadio estará lleno de camilitos [alumnos de la escuela militar Camilo Cienfuegos, soldados de las FAR, funcionarios, vanguardias laborales y elegidos del contingente Blas Roca ¿Qué queda para este humilde sacador de calandraca?”, preguntó. “Tendré que ver a las estrellas por el televisor. Deberían aprovechar y traer a los cubanos que juegan en las grandes ligas y conformar un equipo para representar a Cuba, porque los de aquí no le ganan...”.

En cuanto a Proenza, que espera que la ex secretaria de Estado Hillary Clinton, sea la próxima presidenta demócrata de los EE.UU., se ha resignado a una nueva realidad, sin embargo, se siente extraña.

“Con Hillary Clinton continuaría la política de unidad, que es nuestra nueva táctica” dijo. “Se nos cae Venezuela y queda poca gente dispuesta a subvencionar una revolución que es historia”.

“Lo que más me duele es que nos estemos quedando sin enemigos” agregó Proenza. “Siento un vacío extraño”.

 

Frank Correa, escritor y periodista. Actualmente se está capacitando con IWPR en periodismo con estándares internacionales. 

 

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