Muestra grietas el sistema de salud cubano
Las mejores instalaciones sólo para la élite, mientras que el paciente promedio es tratado por médicos sobrecargados, mal pagados y en hospitales deteriorados.
Muestra grietas el sistema de salud cubano
Las mejores instalaciones sólo para la élite, mientras que el paciente promedio es tratado por médicos sobrecargados, mal pagados y en hospitales deteriorados.
Mientras el presidente venezolano Hugo Chávez recibe el mejor tratamiento que los servicios de salud cubanos pueden ofrecer, la mayoría de los residentes del país solo pueden soñar con estándares similares.
Chávez ha estado en Cuba desde el 9 de diciembre recibiendo tratamiento por una recaída de cáncer. Está en el CIMEQ, Centro de Investigaciones Médico Quirúrgicas, un hospital especial reservado para la élite política y los extranjeros. Las instalaciones se ubican en el reparto Siboney en La Habana, hogar de políticos y militares de más alto rango y cerca de la zona de embajadas.
Los “hospitales para extranjeros”, como los llaman los cubanos, sirven para atender al turismo que llega para resolver sus problemas de salud o recibir una operación estética. Un funcionario que pidió el anonimato, indicó que el CIMEQ sólo atiende a los altos cargos del Partido Comunista, el gobierno o el parlamento; las agencias de policía, inteligencia y seguridad; los científicos de élite y cualquier persona galardonada con el título de “Héroes del Trabajo”, además de sus familiares.
La fuente oficial señaló que Chávez está siendo tratado en un área restringida del hospital conocida como “Objeto 20”.
"Allí la tecnología médica es la más avanzada del país y solo puede entrar personal autorizado por el gobierno", señaló la fuente, añadiendo que si alguien entra, “enseguida te llaman la atención por un altavoz, pues todo es monitoreado desde una sala".
El gobierno cubano siempre ha destacado el alto nivel de asistencia sanitaria al alcance de todos y no sólo para algunos. Pero las instalaciones dispuestas para Chávez no están al alcance de Juana Labrada, una trabajadora agrícola del municipio de San José de las Lajas en la provincia de Mayabeque.
Labrada ha estado esperando meses para una operación de cáncer.
"Aún no he recibido la notificación”, expresó la campesina. “Me han dicho que en el Hospital Miguel Enrique hay dos salas infectadas y que no pueden operar por el momento. También me han dicho que no hay reactivos [para sus pruebas médicas]”.
De acuerdo a Maritza Martínez, una intensivista del municipio San Antonio de los Baños de la provincia Artemisa, las esperas largas son la norma.
"Miles de cubanos tenemos que esperar meses para hacernos un tratamiento médico, incluso muchas veces recurrir al soborno para resolver [la espera]".
Agregó que los impuestos que los cubanos pagan no están reflejados en la calidad de los cuidados médicos o el salario de los trabajadores de la salud.
Contrario a la percepción que el gobierno cubano ha creado, los hospitales que acuden los cubanos de a pie tienen generalmente un mantenimiento pobre y están cortos de personal y medicinas. Esto aplica aún en la capital, donde los hospitales como el Calixto García y Miguel Enrique están en un estado de abandono y deterioro.
Dentro de otra institución de La Habana, el Hospital Docente 10 de Octubre, también conocido como La Dependiente, se han abierto grietas en las paredes que no se han pintado desde hace años. Los pisos están manchados y las salas de consultas e ingreso no están desinfectadas. Las puertas no tienen cerradura y los marcos están desprendidos. Algunos baños no tienen tazas ni lavamanos y el suministro de agua es irregular. Excremento de murciélagos, cucarachas, ratones y mosquitos están todos expuestos.
Médicos de La Dependiente aseguran que los salones de consulta están infectados por bacterias y no hay suficientes desinfectantes para limpiarlos.
Cuando fueron mostrados a cinco médicos los videos de dos salas, uno dijo que las condiciones son parte de “un desastre a nivel nacional" en materia de instalaciones de salud.
Todos hablaron off the record (en confidencialidad) porque la crítica abierta al sistema de salud equivaldría a “la inmediata expulsión" de sus "puestos de trabajo".
El personal médico tiene restricciones aún con sus pacientes, a quienes calladamente alertan sobre las epidemias que el gobierno niega.
Las autoridades aún tienen que reconocer la propagación del cólera y la fiebre del dengue. Activistas de derechos humanos creen que los brotes de ambas enfermedades han cobrado la vida de decenas de personas en Cuba desde junio de 2012. Dado que ambas están asociadas con el agua estancada, los casos aumentaron notoriamente después de la devastación que dejó el Huracán Sandy en las zonas orientales del país a finales de octubre.
Los médicos están mal pagados- incluso un especialista recibe poco más de 560 pesos cubanos al mes, menos de 25 dólares americanos y no es suficiente para sostener un hogar. Como resultado, muchos aceptan “donativos” de sus pacientes.
También están gravemente sobrecargados como resultado de las políticas gubernamentales de enviar doctores al extranjero. En años recientes, Cuba envió más de 40 mil galenos a unos 70 países alrededor del mundo y, el noticiero de televisión, informa cada semana los logros y sacrificios de los profesionales de la salud en misiones como Haití, Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y otros.
Los médicos que quedan, luchan para llenar los vacíos, trabajando prolongados y exhaustivos turnos por los cuales no son pagados.
Mientras Juana Labrada espera por su operación, comenta: “creo que tendré que ir a Venezuela a atenderme con los médicos cubanos".
A principios de diciembre, Cuba inauguró su primera Convención Internacional de Salud Pública con la presencia de Ministros de gobierno y delegados extranjeros. Fue una oportunidad para mostrar el sistema nacional de salud. Nadie se puso de pie para señalar las fallas.
Roberto de Jesús Guerra Pérez es un periodista independiente cubano y fundador de la agencia de noticias Centro de Información Hablemos Press.