Colombia: Construyendo la paz en medio de la violencia
El gobierno y los rebeldes parecen comprometidos con las negociaciones, sin embargo, ninguno ha llamado a una tregua para facilitar la transición hacia la paz.
Colombia: Construyendo la paz en medio de la violencia
El gobierno y los rebeldes parecen comprometidos con las negociaciones, sin embargo, ninguno ha llamado a una tregua para facilitar la transición hacia la paz.
Aunque el gobierno colombiano y los negociadores rebeldes han expresado un cauto optimismo sobre el progreso de las negociaciones, el proceso de paz se ve obstaculizado por una continua violencia.
Las negociaciones entre los funcionarios y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia - Ejército del Pueblo o FARC-EP, puestas en marcha en la capital cubana de La Habana desde la histórica firma de los acuerdos en agosto de 2012, con el sólo hecho de que ambas partes estén dispuestas a reunirse y acordar una agenda es un gran logro, especialmente porque la insurgencia de las FARC-EP ha estado activa desde 1960.
Aunque, ninguna de las partes tiene actualmente el deseo de hacer un llamado permanente para frenar la lucha sobre el terreno.
En un comunicado emitido en febrero de 2012 al inicio de las negociaciones preliminares, la guerrilla anunció el fin del secuestro con fines de extorsión, una práctica que realizaban desde 1982. Sin embargo, la guerrilla dijo que seguiría tomando prisioneros de guerra, es decir, capturando policías y militares en medio del combate.
Las FARC-EP anunciaron una cese unilateral al fuego en noviembre, el cual expiró en enero y no fue renovado. Poco después, la guerrilla perpetró una serie de ataques y capturó a dos oficiales de policía y un soldado. Los ataques incrementaron. Esto provocó la consternación entre los colombianos, la mayoría de los cuales habían olvidado que el grupo se reservó el derecho de tomar “prisioneros de guerra”.
El gobierno nacional de Colombia, por su parte, ha sido enfático en que las operaciones militares continuarán hasta que un acuerdo de paz se alcance, y ha rechazado la propuesta de las FARC-EP de hacer un cese bilateral de hostilidades, ante la sospecha de que la guerrilla sólo usaría este espacio para reagruparse y rearmarse.
La organización anti secuestro, País Libre, ha dicho que las FARC-EP aún tienen en su poder entre 600 y 700 secuestrados.
Las FARC-EP lo niegan. La periodista Salud Hernández, miembro de la junta directiva de País Libre, también acusó al gobierno colombiano de complicidad al negar la existencia de secuestrados.
Al mismo tiempo, es posible que no todas estas personas puedan atribuirse a las FARC-EP. Algunos pudieron haber sido secuestrados por la delincuencia común pretendiendo ser parte de la insurgencia; otros, pueden estar en la interminable lista de desaparecidos de Colombia.
Negociar en medio de la guerra no es fácil por varias razones: 1) la opinión pública es muy sensible a los actos violentos de la guerrilla y quiere resultados militares de las fuerzas castrenses; 2) la mesa de negociación va a un ritmo diferente en comparación al ritmo del combate; 3) las acciones en el campo de batalla pueden minar la confianza al interior de la mesa y la comunicación de los negociadores con los combatientes no es fluida.
Si el gobierno de Colombia y las FARC-EP logran mantener la cabeza fría en la mesa con seguridad los acuerdos llegarán con más facilidad.
El gobierno y los rebeldes deberían recordara que nunca habían llegado tan lejos como esta vez y que para ambos el retirarse de la mesa sería muy costoso.
Para el gobierno nacional significaría retomar un discurso más belicista que el que tenía previo a la mesa de negociación, lo que además implicaría fuertes problemas en el calendario electoral del 2014 y el 2015.
La guerrilla, al levantarse, perdería su interlocución internacional y tendría muchos problemas para lograr apoyo popular en Colombia.
Rodrigo Sandoval Araujo, bloguero colombiano con estudios en Ciencias de la Comunicación y Ciencia política.
Este artículo fue publicado por primera vez en el sitio web IWPR.