Tiempos difíciles en las prisiones cubanas

Ex prisioneros describen abusos, así como carencias de salud, nutrición y sanidad.

Tiempos difíciles en las prisiones cubanas

Ex prisioneros describen abusos, así como carencias de salud, nutrición y sanidad.

A prison perimeter watchtower. (Photo: Arián Guerra Pérez)
A prison perimeter watchtower. (Photo: Arián Guerra Pérez)
Visiting time at the Granma provincial prison. (Photo: Arián Guerra Pérez)
Visiting time at the Granma provincial prison. (Photo: Arián Guerra Pérez)
Prison gates. (Photo: Arián Guerra Pérez)
Prison gates. (Photo: Arián Guerra Pérez)
A school building refitted to serve as a prison. (Photo: Arián Guerra Pérez)
A school building refitted to serve as a prison. (Photo: Arián Guerra Pérez)

Antiguos prisioneros políticos en Cuba declararon que las condiciones en la cárcel son pobres y los internos, a menudo son sujetos de abusos.

En 2012, información oficial indicó que en Cuba había una población carcelaria de 57,300 prisioneros o lo que es lo mismo, 508 internos por cada 100,000 personas. Una investigación del Centro Internacional para Estudios de Prisión de la Universidad de Essex indicó que Cuba tenía la sexta población carcelaria mundial más alta en 2013, con un índice de 510 prisioneros por cada 100,000 en el mundo.

Los datos son contravenidos  por la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN), cuyo director, Elizardo Sánchez Santa Cruz, ha investigado los números de convictos en Cuba. Sánchez estima que la población carcelaria asciende a 70,000.

“Cuba en el sentido literal es un gran centro penitenciario” ha declarado el Observatorio Cubano de Derechos Humanos, cuyo centro de operaciones se encuentra en Madrid. “Hay alrededor de 200 prisiones para 11 millones de ciudadanos; los habitantes se han multiplicado por dos, la cárceles se han multiplicado por 14”.

Usando el total de las 200 prisiones gubernamentales – excluyendo los centros juveniles de detención – Cuba tiene en la actualidad una prisión por cada 56,000 personas, comparada con una por 422,000 personas en 1959, el año en que la Revolución Cubana tomó el poder.

El gobierno dice que los índices de reincidencia son bajos y que la mitad de los prisioneros son capaces de hacer trabajo pagado, estudiar, o aprender comercio mientras se encuentran detenidos.

En el 2013, el gobierno dio un “tour guiado” a periodistas extranjeros por cuatro prisiones. (Vea Cuba concede acceso a las prisiones en sus propios términos) El Mayor Jorge Fonseca, director de la prisión La Lima, dijo que la política era cambiar a convictos de bajo riesgo de buen comportamiento a las facilidades de seguridad mínima.

Las personas encarceladas por sus creencias políticas dijeron que las condiciones de las prisiones son muy diferentes de aquellas ideales que el gobierno intentó mostrar en 2013.

Marcelino Abreu Bonora, un ex prisionero , dijo que él era encerrado en edificios donde las goteras se filtraban a las celdas; a “políticos” como él sólo les permitían ejercitarse por cuatro o cinco minutos al día, y la comida diaria consistía pescado molido, el cual muchas veces tenía espinas.

“Hay algunos lugares en la prisión en donde no se puede dormir -filtraciones en los techos, muros cayéndose sobre 50 ó 60 personas en una celda pequeña”, declaró.

Fuentes de la oposición dijeron que el gobierno encubría la sobrepoblación, la pobre nutrición, cortes de agua y los limitados periodos de ejercicio. Los internos son capaces de aliviar su hambre con porciones de comida que a sus familiares les permite llevar cada seis meses.

Las autoridades han incrementado el número de cárceles al transformar escuelas. Estas incluyen una escuela secundaria en Juraguá, de la provincia de Cienfuegos, y dos en el área rural de Motembo, de la provincia de Villa Clara.

Juraguá ahora tiene 500 internos de una prisión más grande, la de Ariza. Ellos son empleados en la producción de carbón vegetal.

Lázaro Yosvani Montesino Hernández pasó tiempo haciendo carbón vegetal después de que estuvo en prisión en 2003 por tomar parte en un evento de la oposición en La Habana. Después de la prisión de Güira de Melena, en donde le fue asignada la tarea de tala para uso comercial, él fue transferido a la prisión en la provincia de Matanzas, y empleado para talar árboles para hacer carbón vegetal – sin regulaciones de seguridad o condiciones básicas de trabajo.

En el vídeo realizado, los internos hablan más sobre las condiciones y abuso a las manos de los carceleros.

Arián Guerra Pérez es un periodista cubano.

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