Cubanos desafían la prohibición de la TV por Cable
Antenas parabólicas ilegales y redes de cable hacen más entretenida la programación en comparación con la televisión estatal cubana.
Cubanos desafían la prohibición de la TV por Cable
Antenas parabólicas ilegales y redes de cable hacen más entretenida la programación en comparación con la televisión estatal cubana.
La televisión satelital y por cable son ilegales en Cuba, pero su popularidad hace que los espectadores no se inmuten por la posibilidad de recibir cuantiosas multas.
Vivian Ramírez, de 32 años, comenta que no se separa del televisor cuando empiezan las telenovelas de la tarde y hasta el noticiero de las 6 no se levanta de la silla.
A las 8 de la noche vuelve a sentarse para ver la siguiente tanda de novelas.
“Mi esposo me reclama un poco porque no le dejo ver el deporte y le huyo a la cocina. La sección de la noche es mi preferida ya que veo las telenovelas con algunas amistades que no pueden pagar el servicio”, expresó Ramírez.
La ama de casa describe la variedad televisiva que presenta la televisión extranjera como “formidable”.
“Vale la pena arriesgarse para tener este espacio de recreación y disfrute”, detalla Ramírez.
Aunque el gobierno de Cuba permite la televisión con canales privados y de origen extranjero para el turismo y cuerpo diplomático acreditado, la televisión por cable y satelital es ilegal para el resto de la población.
Un artículo del periódico oficial Granma dejó en claro la posición del gobierno, alertando sobre los “mensajes desestabilizadores e injerencistas” transmitidos por los canales satelitales y por cable.
De hecho, los programas más vistos no son políticos: son las telenovelas y los programas de entretenimiento de México, Colombia y Venezuela. Los canales más populares de habla hispana son Univisión y Telemundo.
La instalación de la tecnología para verlos es ilegal, pero bastante fácil. Existen dos métodos básicos de conexión. Para la satelital, una antena parabólica debe ser montada, propiamente alineada y configurada con tarjetas codificadas, las cuales regularmente son traídas por cubano-americanos que están de visita en la isla.
La TV por cable se instala por los “anteneros o parabólicos”, como se les conoce popularmente, quienes se aprovisionan del cable coaxial de los empleados del sector público que tienen acceso a él. Los “anteneros” enchufan cientos de kilómetros de cables por azoteas y cruzan por las esquinas usando las redes telefónicas o eléctricas. Incluso llegan a usar la red de agua potable y el alcantarillado.
El costo inicial de la conexión para la televisión por cable es de 250 pesos, unos 10 dólares americanos que representan más de la mitad del salario mensual promedio en Cuba. Posteriormente, los suscriptores pagan semanalmente 50 pesos.
Mercedes, una suscriptora de 35 años, paga los altos costos y no se arrepiente.
“Es caro, pero vale la pena ya que la programación oficial es aburrida y sin variedad”, dijo.
Los riesgos son altos para cualquiera que es atrapado. De acuerdo al periódico Granma, dos personas fueron sentenciadas a dos años de prisión por instalar conexiones de televisión satelital.
Javier es dueño de una red de transmisión ilegal. Señala que los usuarios, así como aquellos que instalan la tecnología, pueden enfrentarse a multas punitivas.
“Conozco de amistades que han sido sancionados por difundir ilegalmente la televisión extranjera, al dueño del aparato [que proporciona la señal] lo sancionan con 30 mil pesos [1200 dólares estadounidenses] más todo lo que ellos crean que se obtuvo con... [las ganancias]: televisor, lavadora, aire acondicionado.... Y a los vecinos que cogen con el cable en la casa, la multa es de 10 mil pesos cubanos [400 dólares estadounidenses]”, especificó Morales.
Las autoridades envían grupos de trabajadores para retirar los equipos satelitales y por cable ilegales. Actualmente, han recurrido a grúas gigantes para subir a las azoteas, ya que los vecinos cierran las puertas de los edificios para evitar el registro y gritan alertas a los vecinos cuando los ven llegar.
En una ocasión, “los chicos de la tv por cable”, fueron a instalar “la técnica” a la casa de una mujer en Habana Vieja y se quedaron literalmente aterrados, cuando vieron en la cocina a un Teniente del Ministerio del Interior (MININT). El militar les dijo, “tranquilos que el que trae dólares soy yo, y el que mata el hambre en esta casa, soy yo; además, aquí estarán más seguro que en otro lugar, a mi pareja le encanta las telenovelas mexicanas”.
(Los nombres fueron cambiados o evitados por razones de seguridad.)
Carlos Rodríguez es el seudónimo de un periodista en Cuba. Carlos Ríos Otero es un periodista independiente que reporta desde La Habana y es miembro de la Asociación Pro Libertad de Prensa.
Esta noticia fue publicada por primera vez en el sitio web de IWPR.