Taxistas cubanos buscan vías alternas para conseguir combustibles

Coches antiguos adaptados para funcionar con combustible más baratos que la gasolina.

Taxistas cubanos buscan vías alternas para conseguir combustibles

Coches antiguos adaptados para funcionar con combustible más baratos que la gasolina.

Cuba es famosa por sus “almendrones”, los coches clásicos modificados que son usados como taxis y comunes en la capital habanera.

Los altos precios de la gasolina están llevando a los taxistas a encontrar formas cada vez más ingeniosas de adaptar sus vehículos para que funcionen con combustible más baratos.

Cada vez que Francisco, un oficial retirado de 58 años, quiere encender su Chevrolet 52, tiene que calentar el motor durante cinco minutos. Luego de lograr la temperatura adecuada, cierra la entrada de gasolina y abre la de queroseno.

El queroseno es vendida para calentar y alumbrar, y Francisco sabe que la sustancia no está haciendo bien al gran motor de su auto.

“Pero [es] beneficioso para el bolsillo” señala.

En el mercado informal, cada litro de queroseno cuesta 7.50 pesos cubanos, 0.35 centavos de dólar. El combustible normal para motor cuesta mucho más. El distribuidor estatal de combustible CUPET, vende la gasolina entre 25 y 35 pesos el litro, dependiendo el octanaje. El diesel en 29 pesos el litro.

“No me da negocio comprar combustible en el CUPET,” señala el taxista Armando López de 30 años. “La más barata me cuesta [25 pesos] y casi nunca hay, por lo que tengo que comprar la gasolina regular [29 pesos el litro]”.

La gasolina es más barata en el mercado negro.

“La gasolina clandestina me cuesta 20 pesos cubanos”, comentó López.

La mayoría de los “almendrones” son anteriores a 1961, cuando el embargo de Estados Unidos puso fin a las ventas de coches americanos a la Cuba comunista.

Pero hoy en día solamente el chasis y la carrocería por lo general son originales. Algunos tienen motores removidos de autos de fabricación soviética o Checa, suministrados cuando Cuba estaba todavía dentro de la órbita de Moscú, mientras que otros son tomados de marcas europeas.

“Muchos tienen motores de Mercedes Benz, Fiat u otros”, señaló el taxista Ángel Giménez, advirtiendo que los motores nuevos consumen menos que los originales.

Algunos chóferes modifican sus motores para usar gas licuado de petróleo, GLP. Una balita (cilindro) de gas cuesta 100 pesos en el mercado negro y debe rendir el mismo kilometraje que 20 litros de gasolina, ofreciendo un ahorro de 300 pesos aún con la gasolina más barata.

Al igual que el queroseno, la conversión requiere que el motor se arranque con un poco de gasolina en el carburador adaptado.

El mecánico Rubén Martínez de 44 años, dice que mientras todos los combustibles acarrean riesgos, él nunca ha escuchado de algún accidente ocurrido con la conversión a GLP.

“No sé ahora, pero los carros de repartir el gas a la población en el año 90 caminaban con gas y no con gasolina o petróleo, acuérdese que estamos hablando de un combustible económico, hasta para el mismo país y hasta ahora, no conozco de ningún accidente por gas en un carro”, indicó Martínez.

Para los vehículos más pequeños, los motores de gasolina de bombas estacionarias o sierras ofrecen una forma barata de energía. Se han instalado en vehículos pequeños, motocicletas y el “rikimbili”, una improvisada bicicleta o triciclo motorizado. Los “rikinbilis” están prohibidos y son decomisados por la policía.

Los mismos motores pequeño también son empleados para impulsar las embarcaciones que usan los cubanos para cruzar hacia Florida.

El precio de la gasolina subió abruptamente con el colapso de la Unión Soviética en 1991 y la ayuda y los subsidios del campo socialista tuvieron su fin.

Un comerciante de combustible en el mercado negro que pidió permanecer en el anonimato, señala que surte sus provisiones de los empleados del gobierno, incluyendo el Ministerio del Interior (MININT) que controla a la policía.

Reconoce que el negocio era riesgoso, diciendo que conoció de una persona que estuvo dos años en prisión por comercializar combustible.

De acuerdo al centro de información legal CubaLex, vender combustible ilegal cuenta como apropiación indebida de bienes del Estado y conlleva una pena de tres a ocho años.

Ricardo, militante del Partido Comunista de Cuba (PCC), señaló que los trabajadores se arriesgan a robarle al Estado porque los salarios son bajos.

“Si el cubano tuviera un [mejor] desenvolvimiento económico muchas ilegalidades se evitarían”, dijo el militante.

Carlos Rodríguez es el seudónimo de un periodista en Cuba. Odelín Alfonso Torna es un periodista independiente reportando desde La Habana.

Esta noticia fue publicada por primera vez en el sitio web de IWPR
 

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