Molienda dura en panaderías cubanas

Los ingredientes a menudo se venden en el mercado negro, dejando a los clientes con pan de mala calidad.

Molienda dura en panaderías cubanas

Los ingredientes a menudo se venden en el mercado negro, dejando a los clientes con pan de mala calidad.

Tuesday, 5 November, 2013

Los residentes de la ciudad de Santa Clara en el centro de Cuba dicen que las panaderías locales venden pan de mala calidad hecho con materias primas adulteradas.

Como producto básico, el pan es uno de los alimentos proporcionados a todos los ciudadanos cubanos a través de un sistema de racionamiento. El “pan normado” viene en porciones que pesan 80 gramos y es fuertemente subsidiado por lo que cuesta 0.05 pesos. De esta manera es accesible a todos, en un país donde el salario mensual promedio es de 475 pesos (19 dólares).

La Empresa Productora de Alimentos -perteneciente al Estado-  tiene 26 panaderías en Santa Clara encargadas de hacer el suficiente “pan normado” cada día para abastecer a la ciudad de 239, 000 habitantes.

El pan no subsidiado también está disponible a un precio de 50 centavos de dólar en una cadena de panaderías llamada Panaderías de la Cadena. Se venden en pesos convertibles, una moneda separada que está a la par con el dólar de EE.UU.

En el papel, las panaderías estatales cumplen y a veces incluso superan sus objetivos. En la realidad, hay constantes quejas de los clientes debido a la harina y otros ingredientes suministrados a menudo en cantidades insuficientes, en mal estado o son robados y sustituidos por productos de inferior calidad.

“Ahora comeremos pan negro igual que los rusos”, se quejó Rosa María Marín, una mujer jubilada que vive en el barrio Brisas del Oeste.

Otro cliente dijo, “equivocada comparación, el de aquí es negro por negligencia y el ruso lo es por naturaleza”.

Un directivo de la panadería, que pidió permanecer en el anonimato, dijo que las panaderías sólo reciben la mitad de la cantidad de aceite que necesitaban, lo justo para engrasar las bandejas y las manos de los trabajadores, mientras que la harina suministrada por la Empresa de Cereales de Cienfuegos, una provincia vecina, era a menudo de mala calidad.

Asustados de ser culpados por la escasez de pan, los panaderos mezclan la harina en buen y mal estado.

Mario Pérez Gómez, panadero del establecimiento del reparto José Martí, recordó que un día de agosto llegó un lote de harina de baja calidad. Algunos administradores se quejaron con el Departamento de Control de Calidad de la Empresa, pero fueron instruidos para usar la harina.

Días después llegó otro envío de harina. Según Pérez Gómez “con olor a cucaracha”. A los trabajadores les pidieron combinarla con la harina de buena calidad.

“Seguro que lograron un pan con la mitad de buena calidad y la otra con el tufo característico del insecto” indicó Pérez Gómez.

El personal de las panaderías estatales recibe casi la mitad del salario promedio nacional, 225 pesos al mes, y sólo son pagados si logran las metas de producción, de lo contrario se les paga de acuerdo a la proporción de la cuota que se ha reunido.

Esto anima a algunos a aumentar sus ingresos mediante la venta de harina de forma externa. El jefe panadero está a cargo de los ingredientes descritos en las recetas de regulación, y a menudo vende algo en el mercado negro, compartiendo los beneficios con los demás empleados. El ingreso ilegal puede ser hasta de 1,200 pesos a la semana.

Una de las fuentes que no quiso ser identificada, contó que en una reunión un directivo orientó que se pintaran los locales de cada panadería para recibir una inspección del nivel superior y cuando un administrador preguntó por los galones de pinturas necesarios, el directivo dijo “cómprenla, un día para ustedes y otro para la unidad”.

Las autoridades a veces envían equipos de inspectores que llegan sin previo aviso por la noche y tienen facultades para sancionar a los infractores , por ejemplo, pueden quedar suspendidos de sus puestos de trabajo.

Una de estas inspecciones reveló cómo un administrador de la panadería había escondido 110 barras de pan con la intención de venderlas en el mercado negro.

Ada Olimpia es un periodista independiente en Cuba.

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