La vida en una cárcel cubana

El periodista Calixto Ramón Martínez Arias habla de sus propias experiencias y el maltrato a los demás presos.

La vida en una cárcel cubana

El periodista Calixto Ramón Martínez Arias habla de sus propias experiencias y el maltrato a los demás presos.

Calixto Ramón Martínez Arias pictured soon after his release. (Photo: Hablemos Press)
Calixto Ramón Martínez Arias pictured soon after his release. (Photo: Hablemos Press)

El periodista cubano Calixto Ramón Martínez Arias, liberado en abril después de seis meses de detención sin juicio, ha hablado sobre su estancia en prisión y las malas condiciones que sufren los demás presos.

Martínez Arias, periodista de la agencia independiente de noticias Hablemos Press, fue arrestado en septiembre cuando investigaba las denuncias de un envío de medicamentos con artículos descompuestos. Luego fue acusado de un delito grave – insultar al anterior y actual presidente, Fidel y Raúl Castro. Amnistía Internacional lo declaró preso de conciencia.

No se fijó una fecha para el juicio y el 9 de abril fue liberado, mismo día en que las autoridades permitieron una inusual visita a un grupo de periodistas a la prisión Combinado del Este, en donde Martínez Arias estuvo recluido, aunque para entonces ya había sido trasladado a la cárcel de Valle Grande. (Vea Libertad para periodista cubano detenido sobre su liberación y Cuba permite acceso a las prisiones en sus propios términos).

Ahora me siento “anímica, espiritual y físicamente” bien, comenta Martínez Arias y cuenta cómo los guardias de la prisión de Combinado del Este, lo trataron con más cuidado que a los demás reclusos.

“De cierta manera era diferente, pero sin darlo a demostrar”, señaló el periodista. “Los guardias no me maltrataron nunca físicamente”.

La excepción fue un oficial en la prisión, quien le hizo pasar un mal rato.

“Psicológicamente hubo maltrato, pero provenía siempre de un mismo hombre, un capitán que se hace llamar Coseo,” indicó Martínez Arias. “Según él, es jefe de orden interior del edificio donde yo estaba. Fue él que me retiró el agua en una ocasión, y reiteradas veces no me entregaba el colchón a la hora debida”.

“De hecho, yo no era un objetivo de ellos [los guardias], sino de la Seguridad del Estado”.

Martínes Arias señaló que fue ayudado por el respeto y el apoyo que los otros prisioneros le brindaban.

“La vida del preso en todos los sentidos es muy difícil y dura. Como preso político sentía orgullo porque sabía que estaba preso por mis ideales”, dijo Martínez Arias. “El respeto que te muestran los presos comunes en estos momentos es diferente al de otros tiempos, eso te hace sentir más cómodo... [ante] las dificultades que uno está viviendo en prisión”.

En prisión, Martínez Arias estuvo en tres huelgas de hambre, la primera duro 33 días entre noviembre y diciembre.

“Tuve experiencias buenas porque sentía el afecto y respeto que me profesaban los presos. Cuando salí de la primera huelga de hambre, me acogieron muy bien los reos comunes de la compañía donde estaba, me llevaban sopa y me decían: 'te vamos a recuperar en una semana, te vamos a poner gordo como estabas'”.

Y agrega, “el día que me trasladaron nuevamente a la prisión Valle Grande, todos me abrazaban, me deseaban éxito, me decían que me mantuviera firme”.

Estando en la cárcel, Martínez Arias tuvo la oportunidad de ver cómo el prisionero común es tratado.

“También tuve experiencias muy duras y desagradables... sobre el maltrato de los guardias a algunos reos. Vi como se autoagredían, picándose partes del cuerpo, porque estaban inconformes con las sanciones que les imponían. Realmente es una experiencia muy dura” expresó el periodista.

Mientras el gobierno cubano se enorgullece de la prestación de servicios de salud, no es extensivo en las instalaciones donde Martínez Arias estuvo detenido.

“En Valle Grade y en el Combinado del Este la atención médica es pésima” señaló el ex-prisionero. “En el Combinado [del Este] ... pasa los lunes un preso que lo llaman promotor de salud, apuntando a los que están enfermos para atenderlos durante la semana. Esto trae consigo que cuando el médico te vea ya no estés enfermo o quizá te hayas muerto. Los presos se autoagreden reclamando asistencia médica. La falta de medicamentos golpea mucho. Fui llevado en una ocasión al consultorio y el médico me dijo que lo único que tenía era pomada antiinflamatoria”.

La acusación contra Martínez Arias no parece haber sido desestimada formalmente. Tras su liberación, se le dio un documento que hace referencia a un “cambio de medida cautelar”.

Martínez Arias ofreció una explicación sobre los cargos de desacato a los Castro. Cuando fue detenido en el aeropuerto de La Habana, la policía lo acusó de estar “ilegalmente” en la capital.

“Yo le respondí [a los policías] que si yo no soy natural de La Habana, pues entonces Fidel y Raúl Castro son ilegales porque ellos son naturales de Santiago de Cuba. Entonces los policías luego de golpearme y llevarme a una celda, me comunican al otro día de estar allí que estoy acusado de desacato a los líderes de la Revolución”.

Al preguntarle si teme que volverá a ser encarcelado, Martínez Arias asegura, “me va a volver a pasar, porque voy a seguir trabajando y ellos [el gobierno de Cuba] no quieren una prensa libre, ni independiente. Quieren mantener la censura a toda costa”.

Laura Paz es una periodista independiente en Cuba.

Esta noticia fue publicada por primera vez en el sitio de IWPR


 


 

Cuba
Human rights
Frontline Updates
Support local journalists