Falsificadores cubanos inundan mercado con billetes de baja denominación
Cajeras revisan el dinero con cuidado, ya que tendrían que reemplazar los billetes falsos con dinero de sus bolsillos.
Falsificadores cubanos inundan mercado con billetes de baja denominación
Cajeras revisan el dinero con cuidado, ya que tendrían que reemplazar los billetes falsos con dinero de sus bolsillos.
Los comercios y oficinas de servicio público en la capital cubana, La Habana, están en la búsqueda de billetes falsos, una tarea que se hace más difícil por la amplia circulación de billetes falsos de baja denominación.
Los dueños de las tiendas, como Onelio Riscart que tiene un negocio de artículos de plomería en el municipio Regla, todos los días reciben a alguien que intenta comprar con efectivo falso.
“Antes de detectar el problema a diario aparecían cientos de pesos falsos en la caja” comentó Riscart. “Tuve muchas pérdidas”.
Riscart advierte que desde hace años circula dinero falso, pero fueron los "fulas americanos" (dólar estadounidense) y después los “chavitos”, una moneda paralela llamada CUC con uso limitado que tiene paridad con el dólar.
Recientemente, los falsificadores pasaron a los pesos normales, haciendo copias de los billetes de baja denominación que son de uso más común.
“La diferencia está en que siempre se trató de billetes grandes y eso nos ponía sobre aviso, ahora son billetes chiquitos que precisamente por ello pasan desapercibidos, pero que poco a poco suman pérdidas de consideración”, expresó Riscart. “La gente no revisa el peso criollo”.
Las falsificaciones son fotocopias casi perfectas que solo se distinguen con una inspección minuciosa. (Vea Billetes falsos en la Habana) En aquellas ocasiones cuando las personas saben que tienen un billete falso, se deshacen de él en una transacción anónima, por ejemplo dándolo en pago a cualquier comercio o transporte.
El personal de ventas está ahora comprobando la autenticidad de cada billete antes de entregar las mercancías. De igual forma, el sector estatal y las oficinas gubernamentales como el servicio de impuestos han instalado luces UV para verificar los pesos que reciben como pago.
Cajeros, tanto en el sector estatal como en el privado, tienen que reemplazar todos los billetes falsificados con su propio dinero. Además, corren el riesgo de ser despedidos y estar sujetos a una investigación policial.
Graciela, una cajera de la Empresa Eléctrica vinculada al cobro de la tarifa, dijo que su oficina se metió en problemas cuando el banco devolvió una suma pagada con dinero falso.
“Fue una situación bochornosa, se llevó una investigación acabo para determinar cuál caja había aceptado dinero falso, aunque no se pudo determinar. Como medida de castigo tuvimos que reponer el faltante entre todos los cobradores”.
Graciela recordó otro caso cuando en silencio sustituyó un billete de 100 pesos con dinero de su propio bolsillo. Eran menos de cuatro dólares, pero el salario mensual promedio es sólo cuatro veces esa cantidad.
“Se me escaparon cuatro billetes de 20 pesos. Pensé en los inconvenientes que podía tener y decidí aceptar la pérdida en silencio”, dijo ella. “De haber comentado el percance quizás hubiera servido de chivo expiatorio y terminaría acusada de cuanto dinero falso se haya registrado en las arcas de la empresa”.
Un policía del municipio habanero de Arroyo Naranjo, quien pidió no ser identificado, indicó que la mayor parte del dinero falso circula en la cadena de cafés a cargo de la estatal Empresa Gastronomía Popular
El hecho de que los billetes circulen por las manos permite que muchas veces resulte complicado definir quiénes son los delincuentes, dijo el policía.
Sin embargo, hizo saber que la policía había identificado y arrestado a varios falsificadores y traficantes. Los delincuentes fueron detenidos y la tecnología de falsificación incautada. Algunos detenidos fueron sentenciado a diez o más años de cárcel, mientras que otros están a la espera de juicio.
Osniel Carmona Breijo es un periodista independiente en las provincias de La Habana y Mayabeque.
Esta noticia fue publicada por primera vez en el sitio web de IWPR.
