Desabasto de toallas sanitarias en Cuba

Disponibilidad de productos básicos limitada por el engorroso sistema estatal de racionamiento y distribución.

Desabasto de toallas sanitarias en Cuba

Disponibilidad de productos básicos limitada por el engorroso sistema estatal de racionamiento y distribución.

Mujeres se quejan por la irregular distribución de toallas sanitarias al interior de Cuba que provoca periodos de desabasto mayores a tres meses.

Como los productos alimenticios y otros productos básicos, las toallas sanitarias – conocidas como íntimas en Cuba – son un producto que el Estado entrega por medio de la libreta de abastecimiento, la cual permite distribuir los productos básicos a precios subsidiados.

La distribución a través de la cadena nacional de farmacias, controladas por el Estado, puede tardar meses, provocando que las mujeres no tengan acceso al artículo de aseo personal.

En el municipio de Batabanó, provincia de Mayabeque, colindante con la provincia de La Habana, generalmente la distribución se realiza en periodos trimestrales, pero comúnmente la farmacia entrega el total de “íntimas” establecido para un mes. Los clientes también se quejan porque los paquetes están incompletos y la baja calidad del artículo reduce las posibilidades de uso.

Las mujeres han formulado diferentes quejas que fueron presentadas en la Oficina de Atención a la Población del Poder Popular Provincial. Raíza Paredes, administradora de una farmacia en San Antonio de las Vegas, ha presentado ante las autoridades más de cincuenta quejas relacionadas con las toallas sanitarias a lo largo de 8 años.

Los pronunciamientos de los funcionarios de la instancia, concluyen que el motivo fundamental de la situación de las íntimas radica en que la provincia de Mayabeque no posee una fábrica para su producción, pues consideran que la gestión entre los organismos responsables de la distribución tiene un alto grado de eficacia.

María Enríquez, vecina de El Sopapo, a 48 kilómetros de La Habana, comenta que las explicaciones ofrecidas por las autoridades no se apegan a la realidad.

“Independientemente que en la provincia no exista una fábrica que las produzca, es poco creíble que el gobierno realice grandes esfuerzos para solucionar el problema,“ argumentó Enríquez.

“Mientras que en la mayoría de los puntos de venta habilitados por cuentapropistas [pequeñas empresas], se pueden hallar en grandes cantidades aunque a precios elevados. ¿De cuál fábrica las adquieren los particulares?”.

Las mujeres con solvencia económica compran el artículo a los cuentapropistas o adquieren los paquetes de tampones que ofertan las Tiendas Recaudadoras de Divisas, las cuales solo venden en Peso Convertible Cubano que tiene un valor más alto.

Enríquez revela que en los periodos menstruales, tanto ella como otras mujeres que conoce, utilizan trapos hervidos que una vez usados vuelven a reciclar.

Algunas de las más afectadas por la escasez, viven en barrios marginales a los que se han trasladado desde otras áreas, de acuerdo a un funcionario público de Asuntos del Consumidor en el municipio Batabanó.

Se trata de asentamientos conformados por grupos de emigrantes, a los cuales el gobierno niega la documentación reglamentaria para asentarse, incluida la libreta de abastecimiento, documento que garantiza la cuota mensual de íntimas subsidiada en Moneda Nacional.

Paralelo al caso de Mayabeque, otras provincias sirven como botón de muestra.

Carmen Cejas, quien vive en el Municipio de San Luis (Provincia de Pinar del Río) ubicado a 187 kilómetros de La Habana, señala que a excepción de las ciudades, el resto de los municipios tiene problemas con la distribución de íntimas. Agrega que en áreas rurales la distribución puede tardar hasta 6 meses.

“En zonas intrincadas las íntimas llegan a la población 2 o 3 veces al año y, por cuestiones de transporte y lejanía, acceder a los locales donde están a la venta, resulta otro problema de igual envergadura”.

Cejas indica que algunas mujeres del campo controlan el sangrado menstrual utilizando pedazos de “tela de queso” o “chicló”, material empleado para el cultivo de tabaco tapado en Cuba, en lugar de las toallas sanitarias manufacturadas.

Este artículo fue publicado por primera vez en el sitio web IWPR.

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