Acto de equilibrio para el hip hop cubano

Los artistas tienen que cuidarse de la auto-expresión y de denostar a las autoridades.

Acto de equilibrio para el hip hop cubano

Los artistas tienen que cuidarse de la auto-expresión y de denostar a las autoridades.

Zonas Poéticas event in Alamar, Havana. (Photo: Frank Abel)
Zonas Poéticas event in Alamar, Havana. (Photo: Frank Abel)

Un festival de hip hop ha puesto de relieve las tensiones de los artistas cubanos que buscan un balance entre la independencia artística y operar con el consentimiento gubernamental.

El festival Zonas Poéticas, un evento de una semana que se celebró el mes pasado y fue organizado por el grupo promotor de la poesía hablada, Caminos de Palabras, incluyó la presentación de artistas cubanos y figuras internacionales como la noruega Sarah Camille Osmundse, Sascha Reunes y Aja Monet, ambas de Bélgica.

Los artistas cubanos que asistieron al evento fueron Carlos Alberto Tejeiro (conocido como El Fígaro), Eriel Álvarez (El Brujo) y el grupo Luz de Cuba.

Ningún miembro del colectivo Omni Zona Franca (OZF) tomó parte, aunque el festival tuvo lugar en Alamar, el municipio de La Habana que toman como base.

OZF, que realiza proyectos experimentales y de base comunitaria, fue tolerada por las autoridades cubanas durante los primeros años de su existencia. Sin embargo, en 2009, fueron expulsados del centro cultural de Alamar y tuvo que operar en locales privados.

Álvarez, director de Zonas Poéticas, señaló que las relaciones con OZF son excelentes y han cooperado en otros eventos. Atribuyó otras ausencias importantes del evento a que “no existe una competencia que obligue al artista a superarse, y a funcionar como una comunidad”.

Glenda Bonne, poeta y miembro del comité organizador quien también participó en el festival, coincidió con Álvarez, al señalar que los artistas cubanos realmente se entusiasman por un evento cuando existe la posibilidad de encontrarse con artistas extranjeros.

“Les damos la cartelera, lo que va a suceder en el festival, y vienen muy poco; [pero] si les decimos que va a haber una reunión con artistas extranjeros, o porque va a haber un festival en otro país, entonces sí vienen” dijo Bonne. “Esto me molesta como poeta, como coordinadora y como joven cubana”.

El evento contó con el apoyo de las embajadas de Noruega, Suecia y Bélgica, también Zonas Poéticas tuvo algunos fondos de la Agencia Cubana de Rap, un organismo subsidiado por el gobierno que promueve el hip hop.

Cristian Forte, poeta argentino, dijo que este tipo de apoyo estatal a los movimientos culturales que inician a veces es necesario, tomando en cuenta que algunos de los eventos del festival fueron acogidos por la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana.

“El contexto generalmente es hostil para los movimientos de ruptura. [Por eso] me sorprende y me agrada que la universidad esté interesada en brindar este espacio a un grupo de jóvenes que siguen moviéndose mayormente en un ámbito underground”, indicó Forte.

Álvarez y Bonne coinciden que el apoyo institucional es importante, pero agregaron que ellos son conscientes de los riesgos de ser cooptados por el Estado.

“Se impone actuar de esa manera periférica” apuntó Álvarez. “En Cuba prima una estructurada centralizada. Está tan viciada la institucionalidad que si trabajas con el auspicio de ella, no vas a poder tener una estética formada por tu criterio, se va a imponer el criterio de la institución y al final no vas a lograr nada”.

Cuando es necesario aceptar más apoyo de las instituciones oficiales, Bonne señala, “habría que ver las condiciones que nos ponen, o nos imponen. Si nos las imponen, no trabajamos con ellos”.

La aprobación del gobierno para los proyectos de arte puede ser arbitraria. En ocasiones, a los eventos que han demostrado previamente tener éxito, se les niega el permiso para una nueva celebración.

En 2011, el Ministerio de Cultura canceló el festival Rotilla, un evento gratuito de música electrónica en la playa de Jibacoa, en la provincia Mayabeque, y lo reemplazó con una serie de conciertos patrocinados por el gobierno.

Los organizadores de Rotilla dijeron que las instituciones gubernamentales que habían tolerado anteriormente el festival, estaban tratando de dictar qué actividades podían presentarse, y de cambiar todo el concepto del evento.

Otros han tenido experiencias similares. Rodolfo Rensoli, funcionario público, fue miembro fundador del colectivo Groupo Uno de rap que puso en marcha el festival de Alamar en 1995.

Rensoli buscó el apoyo del gobierno para que los eventos pudieran salir adelante, pero el proyecto finalmente fracasó. “Sufrimos el precio de que las autoridades no nos entendieran” sentenció Rensoli.

Nico Cervantes es un periodistas cubano y fotógrafo. 

Esta noticia fue publicada por primera vez en el sitio web de IWPR.
 

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